Disco publicado el año 1999, es otra gran obra de pop delicado del trío americano. Canciones que te envuelven como la seda, acarician y seducen. La voz de Dean, maravillosa como siempre, es un bálsamo gratificante, y su instrumentación es la justa, batería, bajo, guitarra, y teclados, todo sin estridencias y alborotos. Siguen en su línea, tal vez nunca sobresalen demasiado pero rara vez te fallan, sabes que puedes contar con sus canciones. Y en esta ocasión las dos primeras son enormes, de sus mejores temas. (7/10)
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