jueves, 28 de enero de 2010

La puta de Babilonia.

Fernando Vallejo.

El escritor colombiano, tal y como él mismo dice, en este libro se cobra muchas cuentas pendientes que dice que tiene con la iglesia; no lo dudo, como tampoco dudo de que todo lo que cuenta lo tiene bien documentado y es verdad (dejemos a parte las interpretaciones que cada uno puede tener otras distintas). El libro, desde luego, no deja títere con cabeza y desmitifica muchas cosas que la iglesia nos cuenta y que nos creemos desde niños sin preguntárnoslo siquiera y sin pedir pruebas (y sin que nos las den). Yo no soy nada partidario de la iglesia (no confundir con creer que no tiene nada que ver) y en muchas cosas estoy con el autor.
Pero no me gusta nada el tono del libro, babea mala leche, Vallejo despotrica contra todo lo que se le ocurre y aunque se centra en la iglesia católica, arrasa con todo lo que puede sin orden ni criterio, parece que se venga del mundo o que quiere provocar poniendo a todos a caldo.
Al principio los insultos y adjetivos con que califica a la iglesia y sus jerifaltes hacen gracia, pero al poco aburren y cansan, además de que pierde eficacia su mensaje, el insulto no lleva a nada, pone al autor en una postura extremista y se ve como una venganza y no como un debate en el que me parece que tendría todas las de ganar con las pruebas que presenta; pero le pierde el tono que le hace parecer barriobajero y falto de rezón aunque la tenga.
Además el mismo se contradice pues habla del poco amor de la iglesia con los animales y de como utilizan a los animales para calificar a otras religiones o a los enemigos, pero en un párrafo (no lo he marcado) él hace lo mismo. En otro sitio califica a las matemáticas como "...engaños de dos rayitas... una ociosidad fea y aburrida..." lo que es, a parte de no saber de que se habla, sacar los pies del texto, podríamos decir que la literatura es el engaño de unos cuantos símbolos y sería lo mismo, y decir que son aburridas es una opinión (como muchas que dice sin venir a cuento). En otro párrafo comenta algo que dijo el marqués de Laplace y que refuta con una tontería que casi no tiene nada que ver.
En fin, que con orden, con capítulos y rebajando muuuucho el tono, el libro sería excelente, pero de esta manera se queda en curiosidad algo desagradable y cansina. (6/10)

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