Los Pixies se presentaron en sociedad, allá por el año 1987, con este mini LP que fue el inicio de una espectacular carrera que los llevaría a convertirse en una banda de culto. Se dio la extraña y triste paradoja de que su fama y reconocimiento subió como la espuma a partir del momento de su separación. Ya en este primer trabajo se reconocen muchas de las características que definirán su música y que les hará un grupo único. Su rock me parece sumamente original, su sonido diferente y a pesar de que muchas bandas los imitaron desde el comienzo de su carrera, casi nadie consiguió aunar de la misma forma calidad y originalidad. Un gran amigo y fan de la banda me decía a menudo que hacían un rock abstracto, coincido con él.
Yo fui unos de los muchos que los descubrieron tarde, casi cuando estaban a punto de desaparecer; la escucha de sus discos supuso para mi un impacto musical importante y aún hoy en día regreso a ellos asiduamente, pues me siguen gustando tanto como el primer día o más incluso.
Todos los temas de "Come on pilgrim" me parecen todos redondos. La batería de David Lovering y el bajo de Kim Deal llevan de ritmo de forma espectacular, las guitarras de Joey Santiago suenan afiladas y cortan las canciones como cuchillos siendo, tal vez, el elemento más diferencial del sonido de la banda. Para terminar la voz y las melodías de Black Francis ya brillan como no dejarían de hacerlo en sus cinco discos y en su múltiples singles.
En definitiva, un grandísimo primer disco de una grandísima banda (¿se nota que soy muy fan?). (10/10)
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